jueves, 5 de octubre de 2017

Qué hago con los "Preguntones compulsivos"

Últimamente he comprobado que los nuevos grupos que llegan a Secundaria (al menos en mi colegio) son muy inseguros y muy preguntones. A veces sobre cosas que se acaban de decir (porque no atienden cuando pregunta un compañero) y a veces por la propia inseguridad.

Esto hace que se "pierda mucho tiempo" en responder varias veces lo mismo o tardar mucho en avanzar en algún punto por la cantidad de preguntas que surgen (algunas muy absurdas y otras que no proceden porque se salen de la materia).

Ante esto se me plantean varias opciones:

ALTERNATIVA 1:

A principio de semana entregar a cada alumno (o a cada grupo cooperativo) un número de insignias para dudas, como si fueran vidas. Cuando hagan una pregunta, si es una pregunta "tonta" perderían una vida. 

Y si la pregunta es pertinente (algo que tiene que ver con la materia, que responde a una duda lógica de la explicación dada...) no perderían nada. Se sigue la clase adelante (respondiendo la duda, por supuesto).

ALTERNATIVA 2:

Crear una tabla de los alumnos dándoles 20 puntos (por ejemplo) y si la pregunta es oportuna (lógica, interesante, relacionada con la materia...) se les da un punto adicional (que suma); en caso de que la pregunta se considerase del grupo de las "preguntas absurdas", perderían un punto. 

Llegados a 50 puntos (por ejemplo) conseguirían una recompensa. Para premiar las preguntas interesantes para la clase y para demostrar el aprendizaje de la materia.

Quienes pierdan todos los puntos (lleguen a 0) deberán esperar a un momento dado (el mes siguiente, el trimestre siguiente...) para volver a preguntar.

Sobre este último punto no sé cómo resolver que teniendo en salgo a 0 puedan tener preguntas interesantes y no puedan plantearlas.

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